Esta mujer ha aprendido de muy mala manera una lección que debería estar por ciencia infusa en la mente de todo ser humano: si tienes un ex-novio, nunca le pidas que te haga un tatuaje.
O puedes acabar con una caca en la espalda.
Da igual que quieras una mariposa, la cara de tu nuevo amado, un duende o la Mona Lisa. Si tu tatuador tiene otras ideas, huye.
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